lunes, 10 de diciembre de 2012

reflexiones de viaje

esta es mi ultima noche aquí, los chicos han salido a conocer las discotecas milanesas, pero hoy no estoy para fiestas y necesitaba estar solo un rato, así que aquí estoy, solo en una cutre habitación de hotel en el sitio mas frío del mundo, bueno, probablemente no sea el mas frío del mundo, pero desde luego es el mas frió en el que he estado, y no hay mucho que hacer, así que después de leer un rato y agotar la batería de mi mp3 solo se me ocurre abrir la ventana y contemplar la ciudad.
Desde luego no es la ciudad mas bonita del mundo, aunque mejora bastante con la nieve, pero lo cierto es que aunque estuviera en la ciudad mas bonita del mundo no podría dejar de pensar en lo mucho que me gusta Madrid, y en lo desubicado que me siento cuando estoy fuera, y ya se que solo son unos días de turismo y que en cuatro días uno no puede echar de menos su casa pero lo que quiero decir con todo esto es que aquí he visto a las chicas mas bonitas del mundo, pero ninguna de ellas eras tu y ninguna me ha hecho dejar de pensar en ti por un solo momento, porque ninguna tiene tus ojos indescriptibles, ni tu pelo enmarañado y tu pequeña boca ni tu voz dulce de niña asustada, porque tu eres algo así como mi pequeño Madrid, y te aseguro que las ciudades mas bonitas del mundo me importan una mierda.
Y a decir verdad, por un momento pensé , tonto de mi, que pasear por estas frías y alejadas calles me ayudaría a pensar y a ordenar mis ideas, que volvería renovado y sabiendo que coño tengo que hacer, asumiendo que caminos puedo tomar, au revoir chérie, good bye honey, vamos a volar todo esto por los aires y a reconstruirlo de nuevo, todo eso y mas esta noche en 60 segundos... Pues no, esta claro que así no funcionan estas cosas, y tanto tu como yo lo sabíamos cielito, no voy a hacerme el ahora sorprendido, los problemas no se solucionan con una tarde andando por la nieve, y la verdad es que ahora mismo lo único que quiero es estar en Madrid mirado por mi ventana, y llamarte y que aparezcas a mi lado echándome el brazo por el cuello y que nos quedemos los dos sentados uno enfrente del otro, sin decirnos nada. Y no estoy ablando de sexo, te aseguro que podría estar toda la noche simplemente sentado a tu lado y sabría que todo funciona de alguna manera y no me preocuparía de nada, si acaso llegado el momento te abrazaría, y te susurraría al oído que he estado con el frío mas frió del mundo y que le he dejado claro que mientras yo esté aquí abrazándote no se atreva a tocarte... 






y esto es lo que escribí en mi ultima noche en Milán mientras mis colegas estaban de fiesta (si, que pasa, casero que es uno) y no penséis mal, que Milán es una ciudad preciosa y que en general fue un buen viaje, es solo que descubrí que uno no se reinventa en una semana fuera de casa, por muy lejos que se valla y por mucho frío que haga allí...


No hay comentarios:

Publicar un comentario