jueves, 20 de diciembre de 2018

Kinda sadness

Avanzo por la pasarela ignorando a los mendigos que me miran extrañados. Todos oyen  los aullidos de los lobos. Recuerdo como me gustaba este lugar cuando eramos jóvenes, antes de pudrirse, antes de la rabia.
Llego al final y me apoyo en la barandilla oxidada, me fijo en varios candados con iniciales y muestro una mueca de desprecio seguida de un escupitajo al agua. Contemplo la inmensidad del mundo y por un instante nos recuerdo bailando, solo un instante, solo eso...
Observo los cipreses ondeando al viento, los arboles destartalados y anaranjados por el otoño, y al fondo los edificios carcomidos por el moho y la humedad, el cielo nublado tiñe de gris una estampa ya de por si desoladora y en el agua una pareja de patos nadan juntos hacia dios sabrá donde. Este lugar podría llegar a ser hermoso... quizás, no desde estos ojos, no después de todo.
Es como estar a las puertas del infierno, solo que alguien se ha olvidado las malditas llaves.
Siento el frío recorriendo mi columna y calándome los huesos, siempre me gustó el frío, me ayuda a pensar, pero hoy no quiero pensar, hoy no...
Hoy solo hay lugar para la rabia, solo queda lugar para el dolor. Aquellos niños buenos ya murieron y todos cayeron llorando y llamando a sus madres. Hoy solo quedamos los restos de todo aquello y hace tiempo que todo dejo de ser bonito y divertido. Hoy solo queda consumirse en un fogonazo y decirle al mundo que aquí estoy esperándole, derrotado, no opondré resistencia, no mucha... nada puede doler mas que el recuerdo de tus ojos...
Aprieto los puños con fuerza y grito, grito con todo, saco toda la rabia en un alarido estremecedor, en un rugido impávido.
Los mendigos miran de reojo, algunos me compadecen, ninguno dice nada, ya han escuchado ese sonido antes, ya no temen a los lobos...
Tras el grito me quedo relajado, mirando al horizonte inexpresivo... y por un instante nos recuerdo bailando, solo por un instante...
Por favor que alguien abra esas malditas puertas.